Las áreas protegidas son una estrategia comprobada para salvaguardar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos asociados, como la seguridad de los recursos hídricos, la captura de carbono y la adaptación al cambio climático. Sin embargo, a pesar de un aumento en el número de áreas protegidas en las últimas décadas, aún quedan muchos vacíos de conservación en América Latina; por ejemplo, las aves migratorias, endémicas y globalmente amenazadas, a menudo son poco representadas en las áreas protegidas existentes. Mientras tanto, la conversión y degradación de los hábitats naturales, y la alarmante pérdida de biodiversidad asociada, sigue avanzando a gran escala en la región. Como consecuencia, la urgente necesidad de crear más áreas protegidas, tanto para el bienestar humano como para la conservación de la biodiversidad, es reflejada en la agenda de conservación 30×30 de la High Ambition Coalition for Nature and People, una coalición intergubernamental de más de 100 países, de la cual hace parte Bolivia, que tiene como meta logar la protección del 30% de la superficie terrestre y marina al 2030.